Diario de Malik


El Códice Aquila - 1ª Entrada

Maestro, una vez más, tenías razón:

Se ocultaba bajo la sombra del águila. Ahora mismo, mientras te escribo, observo y me maravillo con su detalle, su energía, su... perfección. Aún no sé lo que es, ni qué significan esos símbolos. Mas duda no me cabe de que estamos cada vez más cerca de nuestro objetivo.

Lo que no esperaba encontrar también era a esos niños en mi antiguo hogar. La sensación ha sido extraña y sorprendente a partes iguales, porque verlos reír y corretear por donde años ha yo mismo había hecho lo propio me ha llenado de emociones contradictorias. Sé que debería haberme centrado exclusivamente en mi misión, pero no he podido evitarlo. Sin duda ha tenido que ser una señal de Elmut, ¿pues por qué si no iba a encontrarme a esos pequeños jugando a esconderse entre las sombras? Ha sido casi providencia. Yo debía ver jugar a esos niños. Yo debía contemplar cómo Él les ponía a prueba. Y debía llevarlos conmigo a la Hermandad.

Aún mientras escribo estas palabras, no sé muy bien cómo sentirme al respecto. Sin duda aquel reto de supervivencia fue cruel. Contenerme mientras veía como esa criatura les acechaba fue...
... sencillamente no tengo palabras para describirlo. Dudas atenazan mi corazón, Maestro. Espero que nuestro rahip pueda resolverlas. Sé que hice lo correcto, al salvar a Alí y a Leyla, pues de lo contrario nunca hubiera encontrado el medallón. Ambos fueron valientes y merecían sobrevivir, me parece increíble que ahora estén durmiendo frente a mi, en un lugar extraño, tras una experiencia extraña, tras todo lo acontecido. Pero no dejo de preguntarme, ¿los demás, sencillamente, no tenían ninguna oportunidad? ¿Debería haber hecho algo por salvarlos? Siempre nos han dicho que Elmut todo lo dispone, ¿había dispuesto entonces que cuatro tuvieran que morir para que dos tuvieran una oportunidad? No lo sé. Ni siquiera sé si la niña sobrevivirá a la terrible prueba que va a ser su vida a partir de ahora.

Hay una cuestión más que sigue perturbando mis noches, Maestro. Aunque Elmut haya puesto a esa criatura en el camino de esos niños, no es la primera, ni la segunda vez que los atenebrados salen a la superficie y atacan los alrededores de la ciudad. Deberíamos hablar con el Sayyid e insistirle en tomar cartas en el asunto.

Fielmente tuyo,

ملك الصمت