lunes, 20 de abril de 2015

El Credo de los Asesinos

1. "Alejarás tu hoja de la carne del inocente."

Los asesinos tienen completamente prohibido matar a inocentes, sea intencionadamente o no. Sólo matan o se encargan de aquellos que son hayats ("elegidos") por el Sayyid de la Hermandad. No les interesa que el pueblo les coja miedo, ni tampoco llamar demasiado la atención con carnicerías innecesarias. Todos los miembros de la Hermandad se toman muy en serio esta norma, y consideran un terrible fracaso personal el verse obligados a saltársela, o a quienes no la respetan. Matar para ellos no es sólo un trabajo, ni debe ser un deporte o competición: está ligado a una ley de vida muy estricta.

2. "Serás siempre discreto durante la noche, 
y te fundirás con la multitud durante el día."

Los asesinos de la Hermandad nunca deben ser vistos cuando trabajan, y deben mantener siempre bajo el nivel de alarma, ya que no les interesa en absoluto llamar la atención. Llegan incluso a tapar sus asesinatos como supuestos suicidios, accidentes, muertes naturales, o incluso inexplicables. Siempre visten la capucha de pico de águila reglamentaria, que al ocultar los ojos evita en gran medida el reconocimiento facial, especialmente cuando operan durante el día, y aprenden a usar las multitudes y los grupos para fundirse entre el gentío y "desaparecer", dando así esquinazo fácilmente a sus perseguidores. 

3. "Nunca comprometerás a la Hermandad."

Posiblemente uno de los preceptos más sagrados del Credo. Ningún asesino debe poner en peligro el secreto de la Hermandad, ni debe exponerse ni a sí mismo ni a sus hermanos, con afán de proteger tanto su secretismo como su integridad. Son muy celosos en este sentido, ya que ven como una falta terrible el que un asesino delate o arriesgue a sus hermanos, o a la propia organización. Ni siquiera bajo la más terrible tortura un miembro de la Hermandad debe faltar a su juramento. Antes preferirán morir a exponerse a la ira del Sayyid por haber traicionado a los suyos. Porque, ciertamente, los asesinos bien saben que hay cosas peores que la muerte.

4. "Siempre seguirás los designios de tu Maestro."

Los asesinos de la Hermandad se dividen en un estricto sistema jerárquico, en el que los Haqim son los únicos por debajo del Sayyid que pueden dar órdenes y encomendar a todos los demás. El resto de rangos deben obedecer independientemente de su escalafón. Y a no ser que sea por una causa muy justificada, no pueden decir que no, ya que no sólo se considera un acto de rebeldía y ofensa contra el Sayyid, sino también contra su deidad. Para un asesino, rehusar o fallar una misión de asesinato es un gran fracaso personal, y también una deshonra bastante difícil de solventar, y que bastante a menudo acarrea un castigo. Motivo por el cual el índice de desobediencia de la Hermandad es más bien... nulo.

5. "No actuarás por cuenta propia."

Los asesinos tienen completa y absolutamente prohibido el matar o embarcarse en misiones por su cuenta, sin el permiso o beneplácito de un Haqim o del mismo Sayyid. Esto se considera una terrible insurrección y una falta de respeto terrible, tanto a la Hermandad, como a sus superiores y a su religión. La organización no tolera a los rebeldes, y enseña a sus miembros que cobrarse muertes por envidia, odio o venganza nunca ha de ser el camino.

6. "No indagarás más allá de tu objetivo."

No hay porqués, ni qués, ni "y sis". Lo único que le interesa saber a un asesino sobre su víctima es el quién, el dónde y el cuándo, a la hora de establecer el cómo arrebatarle la vida. Los asesinos son las manos de su Dios, y como tales, han de acatar la orden sagrada de sus superiores. Todo lo demás, no importa, pues si Elmut así lo decide, preguntar o husmear sobre el motivo de por qué el hayat debe morir, se considera blasfemia.

7. "Honrarás siempre la muerte de tus enemigos."

Todos los asesinos deben rezar la oración a Elmut mientras el último aliento de vida escapa del cuerpo de su víctima. Siempre le cerrarán los ojos para que puedan mirar directamente a la Muerte, y mancharán con su sangre una pluma de águila blanca, que servirá como prueba para el Gran Maestro de que han cumplido su misión. Nunca habrán de aprovecharse de su debilidad, ni alargar innecesariamente su sufrimiento. Para ellos la muerte es una liberación, no un castigo. Así que siempre deben consagrarla a Elmut (al igual que sus armas) para que él sea quien dicte el juicio sobre las almas que ellos liberan.

8. "Las faltas de tus aprendices, serán tu responsabilidad."

Fácil y sencillo: todos los asesinos que tengan aprendices a su cargo, son responsables de los mismos. Y por ende, toda falta o fallo que éstos cometan, implicarán también que su mentor debe pagar o sufrir parte del castigo que se aplicará al aprendiz infractor. Motivo por el cual aquellos que enseñan a otros, se toman muy en serio la disciplina, y rara vez alargan demasiado la correa a la hora de dejar que los Novicios no cumplan el Credo a rajatabla.

9. "No cazarás donde graznan los cuervos."

Cuando los asesinos inspeccionan aquellos lugares que deben ronda o invadir para cumplir una misión, saben que si se encuentran la marca del Gremio, es que hay ladrones operando cerca. Debido al pacto entre ambas cofradías, los asesinos deben esperar a que los ladrones terminen para entrar y cumplir su cometido. Lo cual muchas veces genera discordias y descontentos, ¿pues por qué las manos de Elmut en el mundo mortal, deben detenerse para que un atajo de cuervos rapiñe entre las sombras? No obstante, con el paso de los años, la Hermandad ha aprendido a darle a esta norma su merecida importancia, para evitar confrontaciones innecesarias.

10. "Mudo, ciego y manco vagarás si traicionas a la Hermandad."

Los asesinos que traicionen o pretendan abandonar la Hermandad, son condenados y perseguidos por los propios miembros de la misma. Su castigo por renunciar a su juramento, es que les corten las manos, la lengua y les arranquen los ojos. Así sus manos no pueden volverse herramientas de otros en contra de la Hermandad, su lengua no puede revelar sus secretos, y sus ojos no pueden ver, señalar o traicionar aquello que han abandonado. Para los asesinos, los traidores están obligados a vagar por el Otro Lado ciegos, mudos y mancos, para que cuando Elmut emita su juicio sobre ellos, les reconozca como traidores y actúe en consecuencia.

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